martes, 20 de marzo de 2018

Apuntes del desamor


Apuntes del desamor                               


No es necesaria tanta irreverencia para demostrar algo tan simple como el desamor.
A veces, la furia que brota de una mirada lo dice todo, deja seca la comisura de los labios, es un sabor ácido y apenas húmedo, que estrecha la garganta de quien padece este mal. Estos son unos de los síntomas más comunes de un casi seguro viaje sin retorno.
Se puede hacer algún zigzag en el camino, pero, cuando la desdicha alardea del dolor que causa en lo cotidiano, entonces, sólo queda hacer una cosa y es no hacer nada más. Que este se hastíe y nos abandone, entonces, qué más puede pasar. Todo lo que llegue después de esto por infame que sea, será mejor.
El desamor por hastío tiene sus virtudes, una de sus ventajas, que por cierto, no está a la luz, es que este llega, no con la intención de hacer un intercambio afectivo; no, no. Él viene, se planta y dice basta. Sientes un gran escalofrío, te desarma, es un golpe seco tan certero que desmaya y cuando despiertas, ves todo en su sitio, en apariencia, nada ha pasado, pero nada de lo que ves te pertenece. Todo era tuyo, todo era nuestro. Ahora y de golpe todo es de nadie.