domingo, 23 de enero de 2011

Ayer...


Ayer vinieron a casa Cristian y Bárbara, rosarinos de nacimiento y ciudadanos del mundo como yo.
Hicimos un asado, ver el asador clavado en nuestro huerto con el Bendito clavado en el hierro me llevo a rememorar aquellos años en mi casa de infancia. Hacia unos veintiocho años que no notaba el calor que desprende el fuego cuando es responsable de asar, calor impregnado de olor a carne asada, el humo que apenas desprendía usaba un vocabulario sencillo y ameno de leer, subía casi en forma de aliento, como si de una alabanza se tratara, por unos segundos me uní a el, agradeciendo a la vida ese momento. Carlos mi marido, zaragozano de nacimiento y también ciudadano del mundo, recibía de las manos de Bárbara un espumoso mate otra imagen perfecta para ayudar a mi alma a recomponer un poco aquel tinglado de emociones que sobre mi pesan en silencio.
Ayer fue un día para recordar…ayer fue un día para agradecer.
Gabriela.